LA CIUDAD DE LA DESCONFIANZA (Parte 1)
- Kelly Skeyf
- 23 oct 2021
- 2 Min. de lectura
Desconfías de tu sombra? de tu familia? de la gente que te rodea? De ti misma? Entonces vives en esta ciudad.

Parivartan era un ogro feliz, alto muy alto, con una piel que irradia destellos de colores, nació en el bosque de la bondad, y creció librando batallas contra todos aquellos que quisieran invadir la felicidad de su bosque, su energía irradiaba a unos miles de kilómetros a su alrededor y por eso llevaba una vida tranquila.
Un día recibió un comunicado del rey, que debía viajar lejos muy lejos a la ciudad de la desconfianza para luchar por sus habitantes y poder quitar el des a la confianza, su misión principal era negociar con al reina y convertir a todos en luz, irradiar cambios en ellos y darles a conocer la bondad a través de su poder y poción mágica.
Fueron siete largos días viajando, Parivartan iba feliz por su nueva misión, cantando canciones en el camino y dejando iluminado cada lugar por donde pasaba con su enorme carruaje colorido, el paisaje estaba lleno de montañas y caminos de tierra, ríos, lagunas y flores de todo tipo, animales de todos los tamaños y hadas y mariposas que le guiaban, pero de repente...
El paisaje cambió, se tornó una niebla gris justo en el letrero que decía: ``Bienvenidos pero no por mucho tiempo``, los árboles no tenían hojas, quizás estaban en la estación del otoño, habían pocos habitantes en las comunas y la mayoría de las casas tenían rejas forjadas en acero y altos muros de protección, el frío le congelaba hasta los huesos, y su rostro de pronto cambió al encontrarse con un grupo de habitantes de la ciudad desconfianza.
Notó que todos eran bajos muy bajos, la piel de los habitantes era color blanco y negro, sus trajes eran negros de piel, cubiertos de punta a punta, quizás solo podías detallar sus ojos por las ranuras de su vestimenta, sus miradas eran esquivas, siempre lejana, como si no estuvieran en el presente, y en momentos tenían miradas muy escudriñadoras, les preguntó donde podía encontrar a la reina de la ciudad para negociar el cambio de sus habitantes a través de su poción mágica de luz, todos lo miraron con desdén por su tan alto y brillante aspecto y nadie quiso decir nada, le temían a lo desconocido, a lo que no era igual a ellos.
Siguió su instinto, ya que las hadas lo dejaron de acompañar en la entrada de la ciudad,bajó por un puente hasta llegar a un río, y se fue por la orilla sin su carruaje, jugando con las piedras y uno que otro pez que tropezaba con sus grandes garras, luego de horas de caminar sin divisar algo parecido a una reina, se detuvo a descansar y observó que había una fogata a lo lejos, podía sentir el humo a hojas quemadas, humo que entraba por su grande nariz, así que corrió hasta llegar a una pequeña cabaña donde sólo podía entrar medio cuerpo de Parivartan, habían luces, no habían muros, solo rejas y puertas de acero y una pequeña ventana de vidrio en lo alto de la cabaña.
Continuará...
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