top of page

Siempre solía volver

  • Foto del escritor: Kelly Skeyf
    Kelly Skeyf
  • 2 abr 2023
  • 3 Min. de lectura

Volver a los mismos sitios donde sentía que había sido muy feliz y aunque sientes que son decisiones drásticas... Son las que te llevan a conocerte.

Ésta es una historia de hace dos años y es que cuenta la leyenda que había una vez un hombre llamado Egos, un hombre apuesto, lujorioso, sin sentimientos, preocupado por sus necesidades y sin un grado de empatía para encajar en los sentimientos de los demás.


Egos un día, vía al trabajo conoció a Ágape, una chica muy dulce, leal, tranquila, llena de empatía y consecuente con sus sentimientos, de repente sus ojos se posaron sobre aquella chica despreocupada y sonriente, no pudo dejar de mirarla y pensó que algún sentimiento recorría su cuerpo...


Todos los días la miraba de camino al trabajo, sin decir ni una palabra hasta que por fin se decidió hablarle, sentía la necesidad de que esa paz que le transmitía de lejos, podía ayudarle a calmar a sus fantasmas internos... Y fue entonces, luego de muchos meses que se atrevió a invitarle un café de mentira.


Durante la charla Ágape se mostraba muy segura de sí misma, confiaba en su amor puro e incondicional siempre y cuando Egos fuera el hombre correcto para ella, conforme pasaban las horas ella sentía una conexión de amistad hacia él y por el contrario Egos no sentía conexión, su subconsciente le susurraba que ella podía servirle para algo.


Pasaron los meses y los encuentros eran furtivos y divertidos, ella hablaba mucho, mostraba mucho, reía mucho y así también empezó a llorar mucho, Eros no podía sentir amor por ella, aunque sació sus ganas de ver lo que era la tranquilidad, la confianza a ciegas y su mente lograba silenciarse cuando estaban juntos, la lujuria no dejó entrar al amor tranquilo y sereno... Y entonces...


Un día Egos se llenó de valentía y le dijo a Ágape: soy un cobarde, Ágape no pudo soportar el peso de sus palabras y huyó, se fue a recorrer el mundo y tapando sus ojos se posó en cada corazón leal, bondadoso y que anhela vivir con tranquilidad, mientras que Egos en su cobardía se refugió en la oscuridad de las mentiras, en la monotonía de fingir que la vida sigue igual, en los pensamientos de todos aquellos que no tienen la capacidad de emocionarse desde el corazón.


Pero ella siempre volvía, no dejaba de pensar en Egos, y de vez en cuando por las noches lo visitaba, mataba a sus pensamientos egoístas por un instante y lo llenaba de tranquilidad, de amor y de esperanza, haciéndole ver en sus sueños que la vida puede ser mejor, que la adrenalina de los amores desenfrenados pueden ser leales y duraderos en la paz de una fogata y hasta en el infierno más perverso.


Aunque nunca más se volvieron a encontrar, Egos y Ágape viven en el mismo lugar, de espaldas para no tener que escuchar sus corazones, ella con los ojos tapados y el con los oídos guardados, ella ignora la adrenalina de su lujuria y él ignora la tranquilidad de sus caricias, ambos son indispensables para una vida equilibrada, pero que difícil es encontrarlos tomados de la mano en el corazón y en la mente de una sola persona.


Siempre volvía... Y la tranquilidad, la lealtad y el amor... Volvió a renacer en Ágape, búscala en el silencio de tus acciones...

.

.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comments


IMG_20191012_130820_edited.jpg

Sobre mi...

Requiero de la ayuda de todos los colaboradores que se unan a este blog, para descifrar exactamente a que vine a este mundo.

 

Leer más

 

Suscribete

Gracias por formar parte de la vida hygge

© 2023 by Going Places. Proudly created with Wix.com

  • White Facebook Icon
bottom of page